Dentro del desarrollo de las investigaciones sobre la corrupción y la realidad misma, cada vez más de manera fehaciente queda demostrando que la corrupción, es una alternativa política y económica que la usan, auspicia, fomenta y solventa los grupos de poder, los ricos, sus gobiernos y sus partidos políticos.
Y para salir inmunes de los delitos de corrupción, utilizan a su pobre y corrompido Poder Judicial, a pesar de las pruebas que fundamentan su culpabilidad, siempre salen bien librados y si son hallados culpables, a través de las argucias de las más disímiles, sus penas son recortadas, claro a esto se suma que las cárceles en las que están recluidos, son hoteles de 4 estrellas, después que salen en libertad se reincorporan a la sociedad y los siguen llaman señores y hasta envidiados por muchos.
En el Perú, la gran corrupción, sobre todo la ligada a los grandes grupos de poder está casi intacta, no le ha pasado casi nada. En estos días la 2da. Sala Penal Especial de la Corte Superior declaró inocente a uno del clan Wiese, a Agusto, que fue acusado de haber cometido el delito de colusión desleal en agravio del Estado, al vender un terreno de 2 millones de dólares a un precio sobrevalorado de 7 millones 200 mil dólares.
Según está tremenda Corte, el tal Wiese no cometió delito ya que el dinero comprometido no era del Estado sino a los pensionistas de la Caja Militar, por lo tanto, no era público sino privado. En tanto, este fallo afecta a 147 mil aportantes y 26 mil pensionistas de la Caja Militar.
En este escandaloso y vergonzante fallo no sólo liberó de polvo y paja a los Wiese sino también a 24 procesados más, estando entre ellos, Vladimiro Montesinos, Víctor Alberto Venero, Juan Valencia Rosas, Luis Duthurburu Cubas, y altos directivos y funcionarios de la Caja Militar.
Ya no queda duda para el común de los mortales y con dos dedos de frente, que en el Perú existen verdaderas mafias de corrupción que dominan gran parte del escenario económico, político y social, a quienes no les pasa absolutamente nada.
Estas mafias que definitivamente están ligadas a determinados sectores de los ricos y poderos de nuestro país; que también, son un instrumento generador de dinero, riquezas y plusvalía; también son violadoras de derechos laborales de los trabajadores; se adaptan perfectamente al modelo neoliberal.
La relación de ricos, poderosos, explotadores y gobiernos con las mafias y la corrupción no es una novedad, tiene una larga data. FERDINAND LUNDBERG en su trabajo “Los Ricos y Los Super-Ricos”, se encarga de señalizar la alianza estratégica que tienen formada, con el objetivo de obtener buenas ganancias y mantener el modelo económico. Este autor cita a Henry Ford, uno de los paladines del capitalismo mundial y gran personaje de la economía norteamericana.
Este autor manifiesta:
“Se decía que el difunto Henry Ford dijo en 1937: “Nosotros no reconoceremos nunca al Sindicato de Trabajadores Unidos del Automóvil ni a ningún otro sindicato”. La Ford Motor Company ha mantenido durante mucho tiempo un departamento de servicios, bajo la dirección de Harry Bennett, un ex boxeador, con 600 miembros equipados con pistolas y cachiporras. Con referencia a este departamento de servicios dijo Frank Murphy, a la sazón gobernador de Michigan: “Henry Ford emplea algunos de los peores gangsters de nuestra ciudad”.
Según un testimonio irrecusable prestado ante la JNRL, en 1937 empezó el Sindicato de Trabajadores del Automóvil a organizar a los empleados de la planta River Rouge, de Ford. Se anunció que los organizadores distribuían literatura fuera de la fábrica a una hora especificada, y acudieron en masa informadores y fotógrafos de prensa. Un guardia dijo a un reportero: “Vamos a lanzarlos al infierno desde aquí”. Al llegar los organizadores subieron por una rampa de acceso a una de las entradas y allí se les dijo que estaban traspasando los límites de la fábrica. Los testigos presénciales dijeron que aquéllos dieron media vuelta y se marcharon. Al salir fueron asaltados, apaleados, derribados y pateados por guardias del departamento de servicios. Unos testigos declararon que fue un “apaleamiento espantoso” e “increíblemente brutal”. Entre gravemente apaleados estaban Walter Reuther y Richard Frankensteen, funcionarios del Sindicato de Trabajadores Unidos del Automóvil”.
Los guardias los siguieron en la calle. A un hombre le fracturaron el cráneo, a otro le rompieron la columna vertebral. A los fotógrafos les arrebataron las cámaras y les destruyeron las películas. Dos reporteros fueron perseguidos en automóvil, a ochenta millas por hora, por las calles de Detroit, hasta que lograron refugiarse en una estación de policía. Más tarde cuando organizadores femeninos intentaron distribuir literatura fuera de la fábrica, fueron atacados por guardias, derribados y apaleados. Los policías de la ciudad que estuvieron presentes durantes estos acontecimientos se quedaron a un lado y no intervinieron; todo lo cual es un testimonio del poder local de Henry Ford.46”
Nota
46 Los párrafos anteriores constituyen una versión suavizada y fragmentaria de la manera gangsteril en que el finado Henry Ford dirigió la Ford Motor Compaña. Puede verse una exposición más detallada en el libro solidamente documentado de Keith Sward, doctor por la Universidad de Minnesota, titulado The Legend of Henry Ford, Rinchart and Company. Inc Nueva York. Fuentes más extensas en los densos volúmenes de nueve interrogatorios ante la Junta Nacional de Relaciones Laborales. La JNRL comentó el caso de Dallas que los métodos de los pistoleros de Ford eran métodos de “gangsterismo organizado”. Aunque ahora todo esto ha pasado a la historia, yo cito al finado Henry Ford como ejemplo de un hombre dirigió su compañía mediante métodos de violencia desenfrenada y de subterfugio solapado, porque la ilusión popular se inclina más a presentarlo como un industrial benévolo que bajo cualquier otro aspecto. Al leer lo que se ha escrito acerca de Ford, es difícil ver por qué había de sentirse inquietud por la infiltración de una mafia en una gran compañía a no ser la de que pudieran hacerse nuevas reclutas de agentes para prácticas violentas. Cuando se lee el historial, se ve uno precisado a concluir que el Henry Ford original no tenía nada que aprender de ninguna mafia. Tuvo realmente una estrecha asociación de negocios con Joe Adonis, deportado después a Italia. Adonis, un notorio gangster de la mafia., tuvo contrato a acarreo de desperdicios de la planta de Ford de Edgewater, Nueva Jersey, y por este trabajo se dice recibió, de 1932 a 1940, por lo menos tres millones de dólares (Sward, pág 299 y 300)”. “LOS RICOS Y LOS SUPER-RICOS” (Estudio sobre el Poder del Dinero en Nuestros Días), Capítulo 3, Los Delitos y la Riqueza, Págs. 96-96, Ed. AGUILAR
lunes, 11 de agosto de 2008
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